sábado, 20 de abril de 2013

Himno Nacional de Chile


Coro
Dulce Patria, recibe los votos
con que Chile en tus aras juró
que o la tumba serás de los libres
o el asilo contra la opresión.

I
Ha cesado la lucha sangrienta;
ya es hermano el que ayer invasor;
de tres siglos lavamos la afrenta
combatiendo en el campo de honor.
El que ayer doblegábase esclavo
hoy ya libre y triunfante se ve;
libertad es la herencia del bravo,
la Victoria se humilla a su pie.


II
Alza, Chile, sin mancha la frente;
conquistaste tu nombre en la lid;
siempre noble, constante y valiente
te encontraron los hijos del Cid.
Que tus libres tranquilos coronen
a las artes, la industria y la paz,
y de triunfos cantares entonen
que amedrenten al déspota audaz.


III
Vuestros nombres, valientes soldados,
que habéis sido de Chile el sostén,
nuestros pechos los llevan grabados;
los sabrán nuestros hijos también.
Sean ellos el grito de muerte
que lancemos marchando a lidiar,
y sonando en la boca del fuerte
hagan siempre al tirano temblar.
  

IV
Si pretende el cañón extranjero
nuestros pueblos, osado, invadir;
desnudemos al punto el acero
y sepamos vencer o morir.
Con su sangre el altivo araucano
nos legó, por herencia, el valor;
y no tiembla la espada en la mano
defendiendo, de Chile, el honor.


V
Puro, Chile, es tu cielo azulado,
puras brisas te cruzan también,
y tu campo de flores bordado
es la copia feliz del Edén.
Majestuosa es la blanca montaña
que te dio por baluarte el Señor,
y ese mar que tranquilo te baña
te promete futuro esplendor.


VI
Esas galas, ¡oh, Patria!, esas flores
que tapizan tu suelo feraz,
no las pisen jamás invasores;
con su sombra las cubra la paz.
Nuestros pechos serán tu baluarte,
con tu nombre sabremos vencer,
o tu noble, glorioso estandarte,
nos verá, combatiendo, caer.


Himno Nacional de Argentina

CORO 
Que supimos conseguir: 
Coronados de gloria vivamos 
O juremos con gloria morir. 


Oíd ¡mortales! el grito sagrado 
¡Libertad, libertad, libertad !, 
Oíd el ruido de rotas cadenas, 
Ved el trono a la noble igualdad. 
Se levanta a la faz de la tierra 
Una nueva y gloriosa nación, 
Coronada su sien de laureles 
Y a sus plantas rendido un león, 


CORO "Sean eternos, etc.". 



De los nuevos campeones los rostros 
Marte mismo parece animar; 
La grandeza se anida en sus pechos 
A su marcha todo hacen temblar, 
Se conmueven del lnca las tumbas, 
Y en sus huesos revive el ardor, 
Lo que ve renovando a sus hijos 
De la patria el antiguo esplendor. 

CORO, etc., etc. 


Pero sierras y muros se sienten 
Retumbar con horrible fragor; 
Todo el país se conturba por gritos 
De venganza, de guerra y furor. 
En los fieros tiranos la envidia. 
Escupió su pestífera hiel, 
Su estandarte sangriento levantan 
Provocando a la lid más cruel. 

CORO, etc., etc. 


¿ No lo veis sobre Méjico y Quito 
Arrojarse con saña tenaz, 
Y cual lloran bañados en sangre 
Potosí, Cochabamba y La Paz? 
¿ No lo véis sobre el triste Caracas 
Luto y llantos y muerte esparcir? 
¿No lo véis devorando cual fieras 
Todo pueblo que logran rendir? 

CORO, etc., etc. 


A vosotros se atreve, ¡Argentino! 
El orgullo del vil invasor, 
Vuestros campos ya pisa cantando 
Tantas glorias hollar vencedor 
Mas los bravos que unidos juraron 
Su feliz libertad sostener, 
A esos tigres sedientos de sangre 
Fuertes pechos sabrán oponer. 

CORO, etc., etc. 




El valiente argentino a las armas 
Corre ardiendo con brío y valor, 
El clarín de la guerra cual trueno 
En los campos del Sud resonó. 
Buenos Aires se pone a la frente 
De los pueblos de la ínclita unión, 
Y con brazos robustos desgarran 
Al ibérico altivo león. 

CORO, etc., etc. 


San José, San Lorenzo, Suipacha 
Ambas Piedras, Salta y Tucumán 
La Colonia y las mismas murallas 
Del tirano en la Banda Oriental, 
Son letreros eternos que dicen: 
Aquí el brazo argentino triunfó, 
Aquí el fiero opresor de la Patria 
Su cerviz orgullosa dobló. 

CORO, etc., etc. 


La victoria al guerrero argentino 
Con sus alas brillantes cubrió, 
Y azorado a su vista el tirano 
Con infamia a la fuga se dio; 
Sus banderas, sus armas se rinden 
Por trofeos a la libertad, 
Y sobre alas de gloria alza el pueblo 
Trono digno a su gran majestad 

CORO, etc., etc. 


Desde un polo hasta el otro resuena 
De la fama del sonoro clarín, 
Y de América el nombre enseñado 
Les repite ¡Mortales! Oíd: 
¡Ya su trono dignísimo abrieron 
Las Provincias Unidas del Sud! 
Y los libres del mundo responden: 
¡Al gran Pueblo Argentino, Salud!

Himno Nacional del Perú

CORO

Somos libres, seámoslo siempre,
y antes niegue sus luces el sol,
que faltemos al voto solemne
que la patria al Eterno elevó. 


ESTROFAS 
Largo tiempo el peruano oprimido
la ominosa cadena arrastró;
condenado a cruel servidumbre
largo tiempo en silencio gimió.
Mas apenas el grito sagrado
!Libertad! en sus costas se oyó,
la indolencia de esclavo sacude,
la humillada cerviz levantó. 


Ya el estruendo de broncas cadenas
que escuchamos tres siglos de horror,
de los libres al grito sagrado
que oyó atónito el mundo, cesó.
Por doquier San Martín inflamado,
libertad, libertad, pronunció,
y meciendo su base los Andes
la anunciaron, también, a una voz. 



Con su influjo los pueblos despiertan
y cual rayo corrió la opinión;
desde el istmo a las tierras del fuego,
desde el fuego a la helada región.
Todos juran romper el enlace
que Natura a ambos mundos negó,
y quebrar ese cetro que España
reclinaba orgullosa en los dos. 


Lima, cumple ese voto solemne,
y, severa, su enojo mostró.
al tirano impotente lanzando,
que intentaba alargar su opresión.
A su esfuerzo saltaron los grillos
y los surcos que en sí reparó,
le atizaron el odio y venganza
que heredara de su Inca y Señor. 


Compatriotas, no más verla esclava
su humillada tres siglos gimió,
para siempre jurémosla libre
manteniendo su propio esplendor.
Nuestros brazos, hasta hoy desarmados
estén siempre cebando el cañón,
que algún día las playas de Iberia
sentirán de su estruendo el terror. 


En su cima los Andes sostengan
la bandera o pendón bicolor,
que a los siglos anuncie el esfuerzo
que ser libres, por siempre nos dio.
A su sombra vivamos tranquilos,
y al nacer por sus cumbres el sol,
renovemos el gran juramento
que rendimos al Dios de Jacob.